La apatía, relativamente frecuente
en personas de edad avanzada, es un déficit persistente de la
motivación, caracterizado por la pérdida de interés por los
demás, por uno mismo y por el entorno. La persona con apatía no siente el
impulso de realizar actividades que antes le producían satisfacción, carece de
iniciativa, no es capaz de plantearse metas, tiene problemas de rendimiento
cognitivo y manifiesta una escasa respuesta afectiva.
Esta indiferencia muy significativa ante estímulos agradables o desagradables
se conoce como ‘aplanamiento emocional‘.
La persona apática ha perdido, o no tiene, interés en llevar a cabo actividades,
le falta la motivación para
empezar cosas nuevas, presenta dificultad para involucrarse en una conversación
o para hacer tareas, y se muestra indiferente de manera habitual.
Es importante diferenciar la depresión y la apatía.
En la apatía hay una pérdida de la respuesta emocional: nada atrae su atención.
En la depresión, la persona puede parecer apática porque no muestra interés ni
iniciativa, pero existe tristeza, tendencia al llanto, angustia, sensación de
impotencia y sentimientos de culpa. La tristeza, la indefensión, el sentimiento
de soledad, etc. están presentes en la depresión, pero ausentes en la apatía.
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